En esta humilde entrada de blog tengo el honor de presentar a la Pendejita Feliz.
Su creadora camina por las calles de Buenos Aires, ocupada con pensamientos concretos, dibujos, números, sí, sobre todo números. Pero de repente siente un golpe. Fuerte y en medio de la cara. Creo que a eso le dicen inspiración. Yo más bien lo describiría como una ola de palabras, una verborragia mental, las imágenes hechas prosa. No le queda otra que agarrar cualquier papel y una birome, o el celular, cualquier forma de dejar todas esas ideas escritas en algún lado. Dan ganas de tener una pluma invisible al lado a quien dictarle para que no se pierda ni una sola frase. Dan ganas de ya no estar cargada de mochila, bolsa, paraguas y demás trabas, sino libre, y escribir. Sólo escribir.
Y es ahí cuando cae en la cuenta, ha creado un personaje. Ella misma se ha convertido en su personaje. Ojo, la pendejita feliz no es toda verdad, su alma tiene mucho de ficción y no se condice enteramente con su autora. El lector que tenga el ojo entrenado sabrá diferenciar que es real y que es ficticio en la pendejita feliz. Lo cierto es que la cosa es irreversible, la pendejita feliz existe. Y reclama atención de mi parte.
Nota: La pendejita feliz está dedicada a los lectores de este blog. A los asiduos, pocos, pero me consta que existen y también a los que por casualidad caen en estas líneas. Al niño que me dijo…”tenés un estilo”… y con esas tres palabras me liberó por completo. A los que me dicen que recuerdan lo que yo escribo. En fin, a los que quiero y me quieren, que son mi única razón de ser.
N.