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27 nov 2008

Para quedarse pensando

Albert Einstein
Old Grove Rd.
Peconic, Long Island

2 de Agosto de 1939

F. R. Roosevelt
President of the United States
White House
Washington, D.C.

Señor;
Algunos recientes trabajos de E. Fermi y L. Szilard, quienes me han sido comunicados mediante manuscritos, me llevan a esperar, que en el futuro inmediato, el elemento uranio puede ser convertido en una nueva e importante fuente de energía. Algunos aspectos de la situación que se han producido parecen requerir mucha atención y, si fuera necesario, inmediata acción de parte de la Administración. Por ello creo que es mi deber llevar a su atención los siguientes hechos y recomendaciones.
En el curso de los últimos cuatro meses se ha hecho probable que podría ser posible el iniciar una reacción nuclear en cadena en una gran masa de uranio, por medio de la cual se generarían enormes cantidades de potencia y grandes cantidades de nuevos elementos parecidos al uranio. Ahora parece casi seguro que esto podría ser logrado en el futuro inmediato.
Este nuevo fenómeno podría ser utilizado para la construcción de bombas, y es concebible -pienso que inevitable- que pueden ser construidas bombas de un nuevo tipo extremadamente poderosas. Una sola bomba de ese tipo, llevada por un barco y explotada en un puerto, podría muy bien destruir el puerto por completo, conjuntamente con el territorio que lo rodea. Sin embargo, tales bombas podrían ser demasiado pesadas para ser transportadas por aire.
En vista de esta situación usted podría considerar que es deseable tener algún tipo de contacto permanente entre la Administración y el grupo de físicos que están trabajando en reacciones en cadena en los Estados Unidos. Una forma posible de lograrlo podría ser comprometer en esta función a una persona de su entera confianza quien podría tal vez servir de manera extra oficial.

Su Seguro Servidor, A. Einstein.

2 nov 2008

De casualidad

Basado en Poema 20, Pablo Neruda, 1924.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo lo quise, y a veces él también me quiso.

En las noches como ésta lo tuve entre mis brazos.
Lo besé tantas veces bajo el cielo infinito.

Él me quiso, a veces yo también lo quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no lo tengo. Sentir que lo he perdido.

Oír la noche inmensa, más inmensa sin él.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.

Qué importa que mi amor no pudiera guardarlo.
La noche está estrellada y él no está conmigo.

Como para acercarlo mi mirada lo busca.
Mi corazón lo busca.

La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.

Ya no lo quiero, es cierto, pero cuánto lo quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.

De otra. Será de otra. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.

Ya no lo quiero, es cierto, pero tal vez lo quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.

Porque en noches como esta lo tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberlo perdido.

Aunque éste sea el último dolor que él me causa,
y éstos sean los últimos versos que le escribo.