Uf!

Después de caminar horas por la ciudad, con mucho peso encima y con mucho calor, cuando por fin pude sentarme en un lugar fresco y (sobre todo!) con algo fresco para tomar, se me dio por pensar. Y entendí que entre tantas pálidas que nos pasan a veces, en una seguidilla de mala racha, nos tentamos y no vemos las buenas noticias que nos dan. Y no sólo las buenas noticias pequeñitas, sino también las que te salvan el día, la semana, el mes, los años. Hay que estar atento para no dejar pasar las buenas noticias y los detalles positivos que nos da la vida (bah!, la gente que nos rodea en todos los ámbitos). Porque podés estar seguro, las malas noticias se hacen notar solitas pero las buenas e incluso las muy buenas a veces requieren de ese empujoncito, de que estemos atentos a ellas. Y si pensás que todo está mal, esperá al día de mañana que seguramente no te dará la razón. Y además, acordate, nada es tan grave como parece. Por eso, Sonríe Siempre.