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20 dic 2012

Es esa luz que tenés alrededor


El reloj en mi cocina vuelve el tiempo para atrás, posta. Cuando algo no funciona, cuando realmente una sabe que algo no funciona pero no conoce el porqué, hay que dejarlo ir. No preocuparse más. Y no sólo al reloj me refiero. Digo, es como cuando te imaginás algo. Es impresionante el poder de la imaginación, para estar hasta en el más mínimo detalle. En esos momentos soy capaz de ver colores, de ver gestos, de ver palabras, porque todo se trata de ver, no de sentir, ni hablar, eso no existe en los sueños. Cuando soñás sólo ves, lo pensaste? En los sueños no hay sabores, ni olores, ni tacto, sólo ves. Es casi como un sueño de esos tan vívidos que cuando te despertás vas al espejo para ver si son ciertos. Es imaginarse todo, e imaginárselo perfecto, obvio. Para eso están los sueños. Para que las cosas se compliquen está el resto, lo que queda.
Y hay veces en que uno ve todo tan claro, tan directo, tan simple. Eso es lo que tiene de bueno la ilusión, se pierde casi tan rápido como aparece. No es como la esperanza, esa es la peor. Y una tortura que tarde tanto en irse. Pero cuando al final también perdemos la esperanza, ahí si que viene el alivio. El alivio y la felicidad, todo junto. A la mierda con la esperanza.
(siempre tan susceptible, para variar)

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